La Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) ha encendido las alarmas sobre las consecuencias devastadoras de la prohibición del glifosato en México, un año después de la publicación de un decreto que limita su uso desde el primero de abril. La falta de un sustituto viable que emule la eficiencia, el bajo costo, la facilidad de manejo y la seguridad del glifosato amenaza con golpear duramente a la agricultura mexicana.
El glifosato, una herramienta esencial para los agricultores, se enfrenta a una prohibición que, combinada con otros retos como la sequía y la eliminación de programas de apoyo, ha impactado negativamente la producción agrícola, especialmente la de maíz y otros granos. La producción de maíz grano, por ejemplo, cayó en más de 1.6 millones de toneladas en 2023, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
La UMFFAAC advierte que la prohibición no solo reduce la productividad y aumenta los costos de producción, sino que también eleva los precios de los alimentos para la población. Adicionalmente, existe el riesgo de que el decreto fomente el comercio ilegal de glifosato, complicando aún más la situación.
A pesar de la controversia en torno al glifosato, agencias de regulación internacionales, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos (EPA), han concluido que el uso de glifosato no representa un riesgo significativo para la salud humana o el medio ambiente, incluso extendiendo su aprobación para uso en Europa por diez años más.
Frente a esta situación, la UMFFAAC resalta la falta de alternativas viables propuestas por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) para reemplazar al glifosato, subrayando la necesidad urgente de revisar el decreto para evitar un impacto negativo en el campo mexicano y en la seguridad alimentaria de la población.
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