El sector agropecuario en México enfrenta una profunda crisis, según expertos y líderes del sector. A pesar de que México se mantiene como un importante productor y exportador agroalimentario a nivel mundial, principalmente en frutas y hortalizas, este éxito se atribuye mayormente a los esfuerzos de grandes productores independientes. Más del 70% de los productores, que poseen menos de 5 hectáreas y dependen de la siembra para autoconsumo, luchan con la falta de tecnología y apoyo.
Malin Jönsson de la Fundación Semillas de Vida y CONACYT señala que la crisis es una consecuencia de décadas de políticas que eliminaron apoyos a la población campesina y liberalizaron el mercado. En 2022, una significativa proporción de la tierra agrícola no fue sembrada, principalmente debido a la falta de recursos financieros, condiciones climáticas adversas y enfermedades. Juan Carlos Anaya del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas destaca que casi la mitad de la pobreza en México se concentra en el sector rural.
Los desafíos incluyen altos costos de insumos, variabilidad climática, caída de precios, baja fertilidad del suelo, escasez de mano de obra e inseguridad. Además, existe una preocupación por la explotación excesiva de recursos hídricos y laborales, así como el uso intensivo de herbicidas. A pesar de un superávit en ciertos productos, México enfrenta un grave déficit en granos.
Los expertos subrayan la necesidad de políticas públicas integrales que fomenten la productividad y apoyen la transición hacia la agroecología, incluyendo un sistema de seguros accesible para los productores. Sin estas intervenciones, advierten sobre una profundización de la crisis en el campo mexicano.
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