La COP28, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, marca un cambio significativo en la lucha global contra el cambio climático, señalando el fin de la era de los combustibles fósiles. Para México, este evento tiene importantes repercusiones. En 2022, los costos de agotamiento y degradación ambiental en México alcanzaron el 4.1% del PIB, mientras que la inversión en protección ambiental fue solo del 0.7% del PIB, evidenciando una gran disparidad entre el impacto ambiental y los recursos destinados a combatirlo.
El acuerdo de la COP28 representa no solo un logro diplomático, sino un urgente llamado a la acción. México y otras naciones deben traducir sus compromisos en acciones concretas para una transición hacia energías más limpias, con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 grados respecto a la era preindustrial. El futuro de México en esta lucha depende de la implementación rápida y efectiva de soluciones sostenibles, enfatizando la necesidad de pasar de la retórica a acciones reales y significativas en la lucha contra el cambio climático.
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