A los problemas de la sequía y la falta de agua, se suman la inseguridad y el abandono del campo. Los robos de maquinaria agrícola, fraudes en la compra de insumos, y el desplazamiento de familias campesinas son cada vez más frecuentes. Esto ha llevado a un éxodo de productores, especialmente en regiones como Tamaulipas, donde los agricultores no solo enfrentan las pérdidas por el clima, sino también la amenaza de grupos delictivos que operan en la zona .
El panorama es desolador, y aunque las autoridades han planteado soluciones a largo plazo, los productores agrícolas exigen medidas inmediatas para paliar la crisis. Las peticiones incluyen mayor acceso a créditos y apoyos gubernamentales, así como una revisión de las políticas de exportación e importación que afectan los precios de los productos agrícolas .
Este conjunto de problemáticas coloca al campo mexicano en una situación alarmante, donde la combinación de factores climáticos, económicos y de seguridad amenaza con profundizar la crisis.
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