El presupuesto para el campo en 2025 ha generado críticas severas por parte del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), una organización clave en el análisis de políticas agrícolas. Aunque se anunció un ligero incremento del 1.1% en el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable, expertos denuncian que estos recursos no se destinan a solucionar los problemas más urgentes que enfrenta el campo mexicano.
La falta de inversión en manejo de recursos hídricos, conservación de suelos e infraestructura agrícola pone en evidencia el desinterés por garantizar la autosuficiencia alimentaria del país. En lugar de fortalecer áreas fundamentales, el presupuesto se enfoca en programas asistenciales que no promueven la productividad. Según GCMA, esto mantiene a México en una peligrosa dependencia de la importación de granos básicos, como el maíz, para cubrir la demanda nacional.
El problema de la sequía también es alarmante. México ha enfrentado una de las peores sequías en los últimos tres años, afectando significativamente a estados productores como Sinaloa, Sonora y Chihuahua. A pesar de esta realidad, no se asignaron recursos adicionales para la infraestructura hídrica necesaria para paliar los efectos del cambio climático en el sector agrícola. Los agricultores enfrentan cada vez más dificultades para mantener la producción, lo que amenaza la estabilidad económica de miles de familias rurales.
Las críticas no solo vienen de expertos, sino también de agricultores y organizaciones civiles que han alzado la voz sobre el abandono del campo. En especial, destacan la falta de apoyo a mujeres y jóvenes del sector rural, quienes podrían ser la clave para revitalizar la producción agrícola en el país.
La dependencia de importaciones también tiene implicaciones serias para la economía y la soberanía alimentaria. En los últimos años, México ha destinado grandes cantidades de dinero a la compra de alimentos básicos en el extranjero, un gasto que podría haberse reducido mediante inversión en el sector rural.
Esta situación no solo representa una crisis inmediata, sino también una amenaza a largo plazo. Sin inversión estratégica, el campo mexicano seguirá perdiendo competitividad, aumentando la migración y el abandono de las zonas rurales. Organizaciones como GCMA insisten en que el gobierno debe replantear su estrategia para el campo, priorizando programas que fomenten la productividad, la innovación y la sostenibilidad.
En resumen, el presupuesto 2025 no responde a las necesidades urgentes del sector agrícola. La falta de visión y de políticas adecuadas deja al campo mexicano vulnerable ante desafíos crecientes como el cambio climático, la competencia internacional y la dependencia de importaciones. Esta crisis no solo afecta a los agricultores, sino a todo el país, que se encuentra en riesgo de enfrentar inseguridad alimentaria.
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