El campo mexicano atraviesa una fase delicada en 2024, marcada por la eliminación de programas de apoyo gubernamental y la falta de planificación a largo plazo. Estos factores están empujando a los pequeños y medianos agricultores a una situación de vulnerabilidad extrema, generando incertidumbre sobre la viabilidad de sus actividades productivas. La reducción o eliminación de subsidios para fertilizantes, así como el desmantelamiento del esquema de precios de garantía, ha provocado un aumento en los costos de producción, lo que afecta directamente la rentabilidad de los productores .
Uno de los puntos críticos es la dependencia creciente de México en la importación de alimentos, que se ha incrementado debido a la incapacidad de los productores locales para sostener una producción competitiva sin el apoyo adecuado. Esto no solo hace que México sea más vulnerable a las fluctuaciones de precios en los mercados internacionales, sino que también pone en riesgo la seguridad alimentaria del país. La falta de financiamiento y asistencia técnica ha obligado a muchos agricultores a recurrir a prácticas insostenibles, como el uso intensivo de pesticidas, lo que compromete tanto la productividad futura como el medio ambiente .
Además, la migración de trabajadores rurales hacia las ciudades está dejando grandes áreas de cultivo sin explotar. Los productores, especialmente los más pequeños, ya no pueden sostener sus actividades debido a los altos costos y la falta de incentivos. Este éxodo rural podría desencadenar una crisis alimentaria en los próximos años si no se toman medidas inmediatas. Sin un apoyo robusto del gobierno, muchas familias campesinas se ven obligadas a abandonar sus tierras, exacerbando la concentración de la pobreza en las zonas rurales .
En el ámbito ambiental, la falta de financiamiento para prácticas agrícolas sostenibles también está generando consecuencias negativas. Al no tener acceso a recursos para mejorar sus técnicas de cultivo, muchos agricultores están sobreexplotando el suelo, lo que reduce su fertilidad y afecta la biodiversidad. Este deterioro ambiental puede tener consecuencias graves a largo plazo, tanto para la producción agrícola como para los ecosistemas rurales .
Para enfrentar esta crisis, es esencial que el gobierno mexicano restablezca los programas de apoyo, fomente la modernización tecnológica y promueva el acceso a financiamiento. Si no se toman medidas correctivas, el campo mexicano podría enfrentar una crisis aún mayor, marcada por un éxodo masivo de trabajadores rurales, la dependencia de importaciones y una degradación ambiental irreparable. Las decisiones políticas y económicas que se tomen en los próximos años serán determinantes para el futuro del sector agrícola mexicano .
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