El desinterés de los inversionistas extranjeros en el campo mexicano ha alcanzado niveles preocupantes, principalmente debido a la sobrerregulación, la falta de infraestructura y la creciente inseguridad, según expertos consultados por El Universal.
Durante los primeros 63 meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), las actividades agrícolas recibieron apenas 408 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED). Esta cifra representa una caída del 25% en comparación con los 543 millones de dólares captados durante el mismo periodo en la administración de Enrique Peña Nieto, según datos de la Secretaría de Economía. El sector agrícola, que incluye cultivos de oleaginosas, leguminosas, cereales, hortalizas, frutales, nueces y floricultura, no ha logrado atraer niveles significativos de inversión extranjera.
Fernando Cruz, socio consultor de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), señala varios factores clave que desincentivan la inversión. La deficiente infraestructura, que abarca la falta de carreteras, distritos de riego y almacenamiento adecuado, complica la logística y eleva los costos operativos. Además, la inseguridad en zonas rurales, exacerbada por conflictos territoriales y la presencia del crimen organizado, representa un grave obstáculo.
La incertidumbre legal y regulatoria en torno a la propiedad de la tierra y los derechos del agua, así como la burocracia y la corrupción, también generan un ambiente poco atractivo para los inversores extranjeros. Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis, Comercio, Economía y Negocios de la UNAM (LACEN-UNAM), añade que la mayor parte de las inversiones se dirigen hacia el agroindustrial, especialmente en el procesamiento de productos agrícolas para la exportación, destacando regiones como Baja California, Chihuahua, Sonora y Nuevo León.
En contraste, el sur y sureste de México reciben mínima participación extranjera, aunque se destacan inversiones alemanas en cultivos como café, mango, plátano y berries en Chiapas, y chile habanero en Yucatán. A pesar de los objetivos del gobierno de alcanzar la autosuficiencia alimentaria y mejorar la producción sostenible, las actividades agrícolas han disminuido 0.2% en el primer trimestre de 2024, acumulando cinco trimestres consecutivos a la baja, la racha negativa más larga desde 2009.
El Reporte Mundial de Inversiones 2024 de la ONU Comercio e Inversión revela un descenso en proyectos sustentables en el sector agroalimentario, reflejando un claro desinterés global en financiar proyectos agrícolas y pecuarios, con una caída del 10% en 2023 comparado con 2015. Por el contrario, los sectores más atractivos actualmente incluyen infraestructura, manufactura, semiconductores, economía digital e industrias extractivas.
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