La alarmante ola de extorsiones y secuestros por parte del crimen organizado se extiende ahora a los productores de plátano en Chiapas. Una célula delictiva en Pichucalco secuestró a ocho agricultores, exigiendo una suma exorbitante para su liberación. A pesar de un pago inicial de 1.5 millones de pesos, las víctimas no fueron liberadas. La rápida intervención de la Guardia Nacional y la Sedena condujo al rescate de los retenidos y la detención de cinco delincuentes.
Chiapas se encuentra inmerso en una peligrosa lucha entre cárteles, en particular el CJNG y el CDS, en la frontera sur y límites con Tabasco. La ubicación estratégica de Chiapas la convierte en un punto crucial para el crimen, al estar conectada con la frontera sur, el Pacífico y el sureste mexicano.
Romain Le Cour, experto en crimen organizado, destaca la complejidad del contexto social, económico y político de Chiapas. La presencia de cárteles agrava una situación de conflicto arraigada en la historia de la región. Además, señala una preocupante colusión entre el crimen, autoridades y intereses privados en la explotación de recursos naturales.
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