La crisis en el sector agropecuario mexicano, especialmente entre los productores de maíz y trigo en el Noroeste del país, se profundiza a medida que los precios internacionales de los granos continúan disminuyendo. Esta situación plantea un escenario de incertidumbre y desafíos significativos para la industria agrícola mexicana.
La producción de maíz en México es de vital importancia para la economía del país, el abasto alimentario, la generación de empleo y la contribución al comercio internacional. Con una producción de 27 millones de toneladas en 2022 y 17 millones de toneladas importadas, el maíz sigue siendo un pilar fundamental en la cadena alimentaria mexicana. Además, el sector agroalimentario emplea directa e indirectamente a aproximadamente 4 millones de personas en todo el país.
Sin embargo, la caída de los precios internacionales ha planteado serios desafíos para los productores de maíz mexicanos. Grandes corporaciones como Gruma, Cargill y Minsa han comprado maíz al precio internacional en lugar de adquirirlo al precio de garantía establecido por el gobierno, lo que ha generado controversia y protestas por parte de los agricultores. Además, la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (Financiera Rural) ha dejado a los agricultores sin una fuente de financiamiento crucial.
Las recientes medidas anunciadas por el Presidente López Obrador, como el acuerdo para que las tortillerías utilicen exclusivamente maíz blanco y los aranceles a la importación de maíz blanco transgénico, han generado preocupación por su impacto en el comercio internacional. Estados Unidos ha expresado su preocupación por la falta de justificación científica detrás de la prohibición del maíz transgénico y su incompatibilidad con las disposiciones del T-MEC.
En resumen, el sector agroalimentario mexicano enfrenta una crisis histórica que requiere una respuesta integral y medidas que aseguren la estabilidad y el crecimiento sostenible en el campo. Las implicaciones de esta situación van más allá de las fronteras nacionales y afectan a la seguridad alimentaria y el comercio internacional. La búsqueda de soluciones efectivas se ha convertido en una prioridad urgente para el futuro del campo mexicano.
En nombre de quienes trabajan la tierra con amor y pasión, en nombre de un México más fuerte y unido, en nombre del futuro que queremos dejar a nuestras generaciones venideras, construyamos juntos #PorNuestroCampo.
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