México y Estados Unidos se encuentran inmersos en una segunda disputa comercial relacionada con la prohibición de importar maíz transgénico, lo que está generando incertidumbre en el sector privado mexicano. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, argumenta que su país tiene el derecho de limitar las importaciones de maíz transgénico para proteger su biodiversidad, mientras que el Gobierno de Joe Biden sostiene que esta prohibición viola el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Los agricultores podrían resultar afectados por esta disputa.
La Representante Comercial de Estados Unidos formalizó una solicitud para llevar a cabo consultas con México debido a la prohibición parcial de importación de maíz genéticamente modificado, que México implementó en febrero. Esta prohibición incluye la importación de maíz para consumo humano, como la producción de la tortilla, un pilar de la gastronomía mexicana. México importa alrededor de 3.000 millones de dólares en maíz al año, y se estima que la afectación al sector agrícola podría llegar a los 5.000 a 6.000 millones de dólares en caso de que México pierda la disputa.
Este es el segundo conflicto comercial entre EE. UU. y México, el primero ocurrió en julio cuando la Casa Blanca acusó a López Obrador de violar el TMEC al limitar permisos e inversiones privadas en favor de empresas estatales, lo que también podría afectar a los agricultores.
Si las consultas no llegan a un acuerdo, ambos países tendrán que recurrir a un panel independiente. En el caso de que este panel falle en contra de México en el sector energético, Estados Unidos podría imponer aranceles en el sector agropecuario, que depende en gran medida del mercado estadounidense. El intercambio comercial entre ambos países creció un 13% el año pasado, sumando 73.000 millones de dólares, y bajo las reglas del TMEC, la penalización a México se relacionaría con las inversiones privadas afectadas, estimadas en cerca de 10.000 millones de dólares, lo que podría afectar gravemente al sector agrícola.
El TMEC permite a los países miembros implementar medidas para proteger la salud de sus ciudadanos, siempre y cuando estén respaldadas científicamente. EE. UU. argumenta que la postura de México carece de base científica, ya que no se ha demostrado un impacto significativo en la salud o la biodiversidad debido a los cultivos transgénicos.
México, por su parte, sostiene que las motivaciones de EE. UU. son políticas y no comerciales, lo que justifica su capacidad para imponer la prohibición. El conflicto parece lejos de resolverse, y si las diferencias persisten, la posibilidad de que se recurra a un panel independiente es muy alta.
En respuesta a las consultas iniciadas por EE. UU., el Consejo Nacional Agropecuario, que representa a empresas del sector, subrayó la importancia del comercio y la complementariedad en Norteamérica para la seguridad alimentaria de la región y expresó su compromiso de fortalecer el sector agroalimentario en conjunto con Canadá, Estados Unidos y México para superar los desafíos futuros.
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